Consejos para la valoración de urgencias oftalmológicas en Farmacia

Consejos para la valoración de urgencias oftalmológicas en Farmacia

Las urgencias oftalmológicas son una causa frecuente de consultas en la oficina de Farmacia y eso es una buena excusa para dar algo de formación sobre los problemas más frecuentes y dar algo de ayuda con estos pacientes. Desde Clínica Rementería Academy hemos querido diseñar un pequeño protocolo de actuación:

Protocolo de actuación ante una urgencia oftalmológica en la farmacia.

Protocolo de urgencias oftalmológicas en Farmacia
Protocolo de urgencias oftalmológicas en Farmacia

Los 10 mandamientos de las urgencias oftalmológicas en la Farmacia:

1. Lo más frecuente es lo más frecuente

Como vemos en el protocolo de actuación, si un paciente acude con el ojo rojo sin dolor, lo más frecuente es que tenga una conjuntivitis por lo tanto, “tendrá una conjuntivitis”. Esto que parece muy extremo es totalmente verdad: uno de cada tres pacientes que acudan a la oficina de Farmacia va a tener una conjuntivitis

2. Lo más importante es preguntar

¿Qué le pasa? – Esta pregunta nos guía por el protocolo.

¿Desde cuándo? – El tiempo también determina si algo es urgente o no. No es lo mismo tener el ojo rojo con dolor desde hace 3 meses (no es urgente) que desde hace 3 horas (urgente).

¿A qué lo atribuye? – Esto nos puede ayudar a encontrar la causa de los síntomas: si nos dice que nota sequedad desde hace mucho tiempo y cree que es ojo seco, será un ojo seco; si un familiar cercano ha tenido una conjuntivitis, será una conjuntivitis; si nota picor a raíz de una salida al campo, será una alergia; si cree que se le ha metido algo en el ojo, será un cuerpo extraño y así sucesivamente. Si preguntamos bien, tenemos el diagnóstico fácilmente.

3. Diferenciar los pacientes graves de los que no lo son

Esta es la gran clave de las urgencias en medicina. Requiere sentido común pero también formación, de ahí que intentemos ayudar con este protocolo. En general, si un paciente tiene disminución de visión, pérdida de visión o dolor intenso desde hace poco tiempo es urgente y lo debe ver un oftalmólogo. El resto, no será urgentes.

4. Tratar con lo más sencillo que tengamos

A continuación podemos ver una lista de los tratamientos en oftalmología desde los más sencillos a los más complejos. A partir del número 7 incluido, deben ser manejados por un oftalmólogo.

  1. Nada
  2. Retirar lo que se esté poniendo el paciente.
  3. Frío/calor sobre los párpados.
  4. Suero fisiológico.
  5. Lágrimas artificiales.
  6. Toallitas limpiadoras.
  7. Antiinflamatorios tipo AINES.
  8. Antibióticos.
  9. Antialérgicos.
  10. Antiinflamatorios tipo corticoides.
  11. Inmunosupresores.

5. Todo lo que acabe en –itis es susceptible de mejorar con corticoides

Aunque esta regla es verdad, los corticoides no deben prescribirse en la oficina de Farmacia sin una supervisión médica porque deprimen la inmunidad y esto puede desencadenar el empeoramiento de una infección o la aparición de un herpes.

6. Todo defecto en las capas del ojo va a requerir un antibiótico.

Está bien saberlo pero el antibiótico requiere un control médico para poner el más adecuado a la bacteria responsable de una infección, para no favorecer las resistencias bacterianas y porque no debemos abusar de un fármaco tan útil.

7. Cuidado con las alteraciones de la visión.

Esto incluye por ejemplo la visión borrosa, visión doble, pérdida de visión completa o parcial, visión de moscas o de relámpagos. No es habitual que un paciente acuda a la oficina de Farmacia por una pérdida de visión pero puede ser una consulta asociada a otros síntomas. Como se aprecia en el protocolo, debe ser vista por un oftalmólogo.

8. No hacen falta grandes aumentos para ver las cosas

Muchas veces pensamos que es necesaria una lámpara de hendidura con muchos aumentos para ver los problemas del ojo pero lo cierto es que la historia clínica es mucho más útil. A muchos oftalmólogos nos toca ver urgencias en la calle, en casa de familiares o amigos o incluso por teléfono o internet y en la mayoría de los casos acertamos con el diagnóstico sólo hablando. Poner un tratamiento en algunas de estas situaciones es difícil y a veces no recomendable pero por lo menos podemos tranquilizar al paciente… que no es poco.

9. No asumir riesgos innecesarios

A veces, en un intento por solucionar el problema del paciente, asumimos riesgos poniendo tratamientos que creemos que están indicados cuando en realidad podemos retrasar la consulta al especialista o causar más problemas que beneficios. El sentido común es la mejor guía en estos casos y siempre pecar de prudente en vez de osado.

10. No hay emergencias en Oftalmología

Esta es una verdad a medias pero la idea general es que hay muy pocos problemas oculares que requieran salir corriendo a un hospital: no hay infartos de miocardio, ni infartos cerebrales ni obstrucciones de las vías aéreas. Se me ocurre sólo una emergencia y es cuando cae ácido o algo corrosivo en el ojo. En estos casos hay que lavar el ojo inmediatamente con “la mayor cantidad de agua que se pueda” para eliminar el producto y luego acudir a un oftalmólogo. Si el paciente cierra el ojo y sale corriendo a urgencias, el producto seguirá actuando en el ojo y provocará mucho más daño.

Estos mandamientos se resumen en dos:

  1. Usar el sentido común.
  2. No meterse en berenjenales que traen más problemas que beneficios.

Autor:

Director médico

Número de colegiado/a: 2808/49449

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