Buenas noticias para nuestros pacientes. Ya somos la primera clínica del sector privado oftalmológico de Madrid que dispone de microscopio confocal, un aparato puntero que permite estudiar profundamente, y en vivo, todos los nervios y las células de la estructura de las diferentes capas de la córnea, y que detecta infecciones corneales por hongos filamentosos o amebas.
El Doctor José Manuel Benítez del Castillo, Director científico y Jefe de sección de Superficie ocular y Ojo seco de la Clínica Rementería, lleva dos décadas utilizando esta tecnología en la sanidad pública. Conoce al dedillo su uso, propiedades y beneficios. El doctor ha sido co-desarrollador del estesiómetro de no contacto de Brill Engines, que es capaz de cuantificar la sensibilidad corneal, siendo complementario a la visualización de los nervios con el microscopio confocal.
“La córnea es la parte más sensible del ojo”, explica el Doctor, “tiene veinte veces más sensibilidad que la pulpa dental, y entre trescientas y seiscientas terminaciones nerviosas más que la piel. Existen enfermedades oftalmológicas que conllevan perder gran parte de esta sensibilidad, u otras que, al contrario, la subrayan, por eso es muy importante observar lo que está ocurriendo en los nervios, y este microscopio nos permite afinar muchísimo los diagnósticos y los tratamientos”, declara.
La nueva técnica confocal de Clínica Rementería es una herramienta absolutamente valiosa. Hace las funciones de una ‘biopsia’ pero sin necesidad de extraer tejido, de manera suave y sin dolor. Una especie de TAC, aunque con ausencia de rayos X. El escaneo se lleva a cabo con un tomógrafo láser que emite una longitud de onda de 760 nm que permite ver las células de todas las capas de la córnea. Al no ser dañino, las pruebas pueden realizarse varias veces para obtener un estricto seguimiento de la patología y de las respuestas de los pacientes a cada tratamiento, lo que añade un margen de maniobra y de acierto superior.
Las gran ventaja es poder hallar distintos problemas oculares graves, “en infecciones, puedes comprobar si es por hongos o amebas, -incluso aunque el cultivo previo haya ofrecido datos o saliendo negativo-, en ojo seco, detecta las células inflamatorias del interior de la córnea, en pacientes con neuropatía de fibra fina y dolor neuropático podemos percibir las alteraciones en los nervios sin necesidad de extraer una muestra, y en las distrofias cornéales puedes ver el tipo si necesidad de biopsiar”, comenta el Dr. Benítez del Castillo de Clínica Rementería, elegido como uno de los Mejores médicos oftalmólogos de España de 2023 por el diario El Confidencial.
A nivel celular, la córnea se divide en distintas zonas: el epitelio, que es la capa más superficial y que a su vez se compone de diferentes capas: capa superficial, capa de células alares, capa células basales (más profunda)-,
la capa sub basal donde se encuentran los nervios de la córnea, el estroma o la capa más gruesa de la córnea, donde se pueden observar los núcleos de los queratocitos, y el endotelio, la capa interna.
El procedimiento de consulta es sencillo, el doctor visiona y captura las imágenes del monitor conectado al microscopio. El paciente es colocado en la mentonera y fija la vista en un punto externo. Su colaboración es imprescindible. Las imágenes se hacen visibles cuando el microscopio contacta con la córnea, aplanándola ligeramente. A partir del sencillo examen, se diagnostican patologías como el ojo seco, distrofias corneales, queratitis y algunas enfermedades neurológicas que afectan a los nervios periféricos. No obstante, el riguroso análisis posterior y la experiencia del oftalmólogo continúan siendo imprescindibles.
El microscopio confocal abre un gran mundo de posibilidades y diagnósticos. Su uso clínico permite:
–Observar cambios en los nervios -tortuosidad, ramificación y longitud- y detectar células inflamatorias en el ojo seco.
-Explorar a pacientes que sufren molestias o dolores en el ojo y no mejoran con los tratamientos habituales.
-Diagnosticar alteraciones nerviosas (microneuromas) en pacientes con dolor neuropático corneal.
-Detectar infecciones por hongos, microsporídios, amebas y otros microorganismos, posibilitando un tratamiento precoz.
–Facilitar la interpretación de los cambios postoperatorios tras la cirugía refractiva.
–Diagnosticar y clasificar distrofias corneales, algo muy útil en erosiones corneales recidivantes.
Además, el microscopio confocal también es aplicable al campo de la neurología. El estudio morfológico de los nervios corneales se complementa con el estudio de la sensibilidad del estesiómetro de no contacto de Brill Engines que mencionamos anteriormente. Este tándem morfológico-funcional, es definitivo para, por ejemplo, pacientes diabéticos con polineuropatía o pacientes con accidente cerebrovascular recurrente que presenten disminución de densidad de fibras nerviosas corneales y sensibilidad corneal.
Los síntomas de la neuropatía de fibra fina son variados, pero habitualmente causa dolor, calor y hormigueo en las extremidades, sensación de agujas, calambres, fatiga y agotamiento. En ocasiones se asocia con fibromialgia, esclerosis múltiple, el síndrome de fatiga crónica, hipertensión, hipercolesterolemia, obesidad, Covid persistente, enfermedad de Parkinson o diabetes. Los pacientes con neuropatía de fibra fina presentan una disminución de la densidad y alteraciones en la morfología de los nervios del plexo nervioso subasal. La accesibilidad a los nervios que nos permite el microscopio confocal permite monitorizar los efectos de los tratamientos.
En conclusión, Clínica Rementería continúa en la vanguardia de la oftalmología, poniendo al servicio de sus pacientes la tecnología más avanzada y el mejor equipo de profesionales.