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Ojo seco

¿Qué es la enfermedad del ojo seco?

La enfermedad de ojo seco se debe a la falta de lágrima. Este déficit puede deberse bien a que se produce poca lágrima o bien a la excesiva evaporación de la lágrima. Otra causa puede ser que la lágrima sea de mala calidad y que no se pueda extender sobre la superficie del ojo, por diversos motivos disfuncionales que repasaremos.

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El ojo seco se debe a diferentes factores y es una enfermedad compleja y crónica. Produce tanto molestias como problemas visuales y, en algunos casos, lesiones de partes del ojo como la córnea y la conjuntiva; y, pese a su nombre, es mucho más que el mero hecho de no tener lágrima.

El ojo es fruto de la evolución como especie. Y, como seres humanos, no disponemos de un ojo diseñado para ver de cerca: el ojo servía a los homínidos, hace millones de años, para divisar enemigos y amenazas de lejos mientras buscaban bayas, frutos o raíces; o mientras buscaban en la carroña que un depredador más grande había dejado en la sabana.

Al parpadear lubricamos el ojo. Cuando miramos de lejos parpadeamos unas 17 veces por minuto y cuando fijamos la vista parpadeamos menos de 5 veces por minuto, por lo que el ojo se seca. En el estilo de vida actual (trabajo con pantallas de ordenador, uso constante del móvil, horas de conducción etc.) hay un abuso de la visión a corta distancia, sumando muchas horas al día parpadeando y lubricando poco el ojo.

¿Cómo funcionan las lágrimas?

 Cuando parpadeamos, una película de lágrimas se extiende sobre el ojo, creando una superficie lisa y clara. Sin esta película lagrimal, no sería posible una buena visión. La película lagrimal consta de tres capas:

Capa superficial lipídica:

Es producida por las glándulas de Meibomio, formando la capa más externa de la película lagrimal. Su principal función es alisar la superficie lagrimal y reducir la evaporación de las lágrimas.

Capa acuosa intermedia:

Constituye en volumen el principal componente de la lágrima. Esta capa, producida por las glándulas lagrimales en los párpados, limpia el ojo y arrastra partículas extrañas o irritantes.

Capa posterior mucínica:

Es la capa más interna, es producida por la conjuntiva. El mucus secretado desde las células caliciformes de la conjuntiva permite a la capa acuosa esparcirse uniformemente por la superficie ocular y ayuda al ojo a estar siempre húmedo.

¿Qué función tiene el parpadeo?

El mecanismo del parpadeo se produce cuando el párpado superior baja y el párpado inferior sube.

Los párpados arrastran los residuos y empujan la película lagrimal como si fuera una ola. La película lagrimal reduce su grosor al mínimo absorbiendo la energía del parpadeo y se redistribuye de manera uniforme por toda la superficie corneal.

En los milisegundos que dura el movimiento del párpado la película lagrimal recupera tanto su estructura como su función disipándose la energía del parpadeo sin  causar daños.

Si las lagrimas se rompen demasiado rápido, las mucinas dejan de funcionar adecuadamente en el mantenimiento de la cohesión y la protección de la película lagrimal.

Esto se puede observar clínicamente en forma de áreas de rotura precoz de la fluoresceína.

En la medida en que la película lagrimal se evapora, las capas lipídica y acuosa se secan, provocando que la capa de mucina se reduzcan y la superficie ocular quede desprotegida y expuesta.

Esto precipita una cascada inflamatoria y a veces se producen daños irreversibles, los síntomas van en aumento y a menudo el paciente sufre alteraciones visuales.

Síntomas del ojo seco

Los síntomas más habituales en aquellas personas que padecen el ojo seco son:

Un lagrimeo excesivo debido a ojo seco podría parecer ilógico, pero se entiende como una respuesta del ojo a las molestias. Si las lágrimas responsables de conferir lubricación no mantienen el ojo suficientemente húmedo, éste se irrita. La irritación incita a la glándula que produce las lágrimas (glándula lagrimal) a liberar un gran volumen de lágrimas, sobrepasando el sistema de drenaje lagrimal. Este exceso de lágrimas rebosaría entonces desde su ojo.

Recomendaciones para reducir los síntomas del ojo seco

Las lágrimas se evaporan como cualquier otro líquido. Puede seguir algunos consejos para evitarlo.

Causas del ojo seco

Hay muchas circunstancias de la vida cotidiana que pueden propiciar el ojo seco, aunque no haya una causa reconocible. Su prevalencia aumenta con la edad y es más frecuente en mujeres menopáusicas a causa de los cambios hormonales. La lactancia también seca debido a la hormona pro- lactina, ya que nuestra agua se destina a la fabricación de leche materna.

Tener determinadas alergias constituye un factor importante, ya que el ojo seco favorece la alergia y la alergia el ojo seco. Otro motivo es la utilización de lentillas o lentes de contacto. Estas, sobre todo las blandas, causan a la larga ojo seco, y cuando los usuarios de estas deciden operarse de la vista, la intervención empeora la sintomatología (recordemos que las cirugías oculares pueden ser causa de ojo seco). Debe tenerse en cuenta que todas las cirugías oculares secan el ojo, por lo que es importante un estudio de ojo seco preoperatorio.

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El ojo seco, como ya se ha indicado, también puede deberse al uso continuado de pantallas de ordenador, tabletas, móviles y televisor. En muchos de estos dispositivos se ha puesto de moda el uso preventivo de filtros azules, pero la luz azul no ha demostrado hasta ahora en humanos que dañe el ojo. Se dice que produce degeneración macular y otras enfermedades oculares, pero tampoco está comprobado que proteja del ojo seco.

Sí debe tenerse en cuenta que una pantalla que, por ejemplo, reciba reflejos de una ventana, puede causar que veamos mal, lo que hará que disminuyan todavía más los parpadeos al intentar mejorar la fijación de la vista. La solución es evitar esos reflejos cambiando la posición de la pantalla y ajustando el brillo y el contraste, con lo que nos ahorraremos así los filtros.

Existen también factores de nuestro entorno, como ambientes cerrados y con aire acondicionado, o pasar muchas horas cerca de un radiador sin ningún sistema de humidificación del ambiente, pueden provocar o incrementar los sistemas e ojos eco.

Otra causa son los medicamentos que tomamos por vía oral y otros que aplicamos a los ojos:

Colirios como la gentamicina, anestésicos, antivíricos, anti glaucomatosos y vasoconstrictores también pueden producir ojo seco. Además es peor si los colirios llevan conservantes, ya que estos son causa muy frecuente de ojo seco. Un grupo especial son los pacientes con glaucoma, pues los tratamientos farmacológicos con conservantes que controlan la presión intraocular producen ojo seco y blefaritis. Los pacientes muchas veces soportan estas patologías pensando que lo importante es no perder la visión. No obstante, la presión ocular puede controlarse con fármacos sin conservantes, con lo que mejora la superficie ocular y hasta el cumplimiento terapéutico del glaucoma.

¿Cómo se diagnostica el ojo seco?

Ante la sospecha de ojo seco, lo más recomendable es acudir a un oftalmólogo.
Acuda a la consulta con los ojos limpios y sin maquillaje, lleve su historia clínica previa y la lista de la medicación que esté tomando, así como los colirios que esté empleando. Estas acciones permitirán que el diagnóstico sea más preciso. Comente también a su médico si hay circunstancias que le llaman la atención, como los síntomas que le preocupan, si hay momentos del día en que está mejor o peor, si hay alimentos o circunstancias que mejoran o empeoran su estado.
Recuerde también que le preguntarán si tiene o ha tenido alergias
y si se ha sometido a alguna cirugía ocular en el pasado.

El oftalmólogo hará una primera exploración de sus ojos y muy probablemente le preguntará por varios de estos aspectos. A continuación, le revisará con la lámpara de hendidura, un aparato que emite una luz de gran intensidad y que permite analizar el ojo. El oftalmólogo evaluará su ritmo de parpadeo, si los parpadeos son completos y si los ojos se cierran o no del todo.

El oftalmólogo le irá pidiendo que vaya leyendo las diferentes filas. El estudio habitual de la agudeza visual no refleja los problemas visuales que el paciente con ojo seco experimenta, y este es un problema de la mala visión de los pacientes con ojo seco, que no se objetiva con los aparatos que existen en una consulta normal, ya que el paciente parpadea cuando quiere y restaura su visión.
Existen instrumentos que determinan la visión de manera dinámica y pidiendo al paciente que no parpadee (lo que ocurre cuando leemos, vemos una serie o trabajamos ante el ordenador). De esta manera, se puede observar que en las personas que tienen ojo seco la agudeza visual cae rápidamente hasta el siguiente parpadeo; no se mantiene intacta como pasaría en una persona normal.

Los oftalmólogos cuentan, además, con otro tipo de pruebas que permiten precisar el diagnóstico. Una de las más habituales utiliza fluoresceína, un colorante amarillo-anaranjado que permite analizar las estructuras del ojo.
Para analizar la estabilidad de la película lagrimal, también nos sirve lo que habitualmente denominamos TBUT (siglas en inglés para tiempo de ruptura lagrimal, tear break-up time). Se le pide al paciente que no parpadee y contamos los segundos que tarda en romperse la lágrima tras la apertura ocular. Lo habitual es que tarde en romperse 10 segundos. Si apareciera antes, es evidencia de que existe un problema de sequedad.

El test de Schirmer se utiliza para medir el volumen o cantidad de lágrima que tenemos. Se coloca una tira de papel durante cinco minutos en la conjuntiva del párpado inferior y se mantiene el ojo cerrado. Si se humedece poco, la existencia de ojo seco es muy posible. Lo normal es que se mojen como mínimo 10 milímetros.

Otras formas de medir el volumen lagrimal son la meniscometría y la tomografía óptica de segmento anterior (más conocida por sus siglas en inglés OCT). Con ellas cuantificamos la cantidad de lágrima que se apoya sobre el borde del párpado inferior, lo que nos da una idea del volumen lagrimal.

Por otro lado, para medir cómo es la calidad de película lagrimal se determina la osmolaridad lagrimal, que es la concentración de sales en ella.

En el ojo seco esta concentración aumenta tanto por exceso de evaporación como por baja producción de agua, y la lágrima se concentra, es decir, aumenta su osmolaridad. El oftalmólogo tomará una pequeña muestra de lágrima, que es analizada por un instrumento (osmolarímetro) que indica si tiene más o menos sales. Si tiene más es un indicio claro de la presencia de ojo seco.

La medición del grosor de la película lipídica o grasa de la lágrima mediante interferometría permite también señalar la presencia de ojo seco evaporativo: a menor grosor, mayor sequedad, ya que aumenta la evaporación.

Existen instrumentos que miden la sensibilidad de la superficie ocular, son los denominados estesiómetros.

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El oftalmólogo usará un hilo de algodón o de nylon con el que tocará varias partes del ojo. En la mayoría de los casos, el paciente los sentirá. Pero no será así en casos como personas con diabetes y herpes. Y, al no tener sensibilidad, sus ojos no envían al cerebro mensajes de que el ojo está seco para que el cerebro, a su vez, envíe mensajes a los músculos de los párpados para que parpadeen y a la glándula lagrimal para que comience a producir lágrima.

Por último, puede que sean precisos análisis de sangre para detectar la enfermedad que causa el ojo seco, como lupus, artritis reumatoide o síndrome de Sjögren. En ocasiones se solicitan estudios de hormonas sexuales, tiroideas o de las vitaminas A, B y D. Otra prueba es calcular el número de células caliciformes en la superficie del ojo.

Para ello se frota sobre la conjuntiva una membrana de un material llamado nitrocelulosa, se tiñe la membrana y se cuenta con el microscopio el número de células
caliciformes. Si son pocas, probablemente el paciente tiene ojo seco.

Tratamientos

Existen varios tipos de tratamientos para la enfermedad de ojo seco. La idoneidad de uno u otro dependerá de cada paciente, del tipo de ojo seco que padezca y del grado de evolución o gravedad que presente. Se pueden diferenciar los siguientes:

La primera opción de tratamiento, en la inmensa mayoría de casos, son las lágrimas artificiales.

Las lágrimas artificiales tienen diferentes viscosidades, de manera que las más fluidas hidratarán mejor el ojo y aliviarán mejor los síntomas, pero duran escaso tiempo sobre la superficie del ojo. Por este motivo, se recomienda aplicar geles por la tarde y ungüentos o pomadas por la noche, ya que también el ojo se va secando más según pasa el día. Entre otrosmotivos, como ya he comentado, dormimos con los ojos cerrados para su protección al no producirse lágrimas durante la noche.
Muchas de las lágrimas artificiales contienen conservantes que permiten que las bacterias y hongos no contaminen el producto. Pero estos conservantes pueden propiciar la inflamación del ojo e, incluso, ser alergénicos para algunos pacientes; y, a la larga, incluso dañar irreversiblemente la superficie ocular. Por estos motivos debemos optar por alguna de las lágrimas artificiales que se han desarrollado recientemente y que no disponen de conservantes ni fosfatos en su fórmula. Estas están disponibles en monodosis o unidosis y en frascos especiales que incorporan un sistema físico que evita la contaminación del interior de la botella. También se recomienda que las lágrimas sean de baja osmolaridad para compensar el exceso de sales que tiene la lágrima del ojo seco. Hoy disponemos también de lágrimas con lípidos para pacientes con ojo seco evaporativo.

Existen centenares de lágrimas artificiales, y por tanto lo adecuado es que pregunte a su médico cuál es la que mejor se adapta a sus necesidades.
Un detalle: no está claro que un exceso de lágrimas inhiba la
producción de lágrimas naturales; sin embargo, ese exceso bañará o
eliminará la poca lágrima natural que usted produzca, y no es lo mismo la artificial que la natural. Así que, si usted necesita más de una lágrima artificial cada 2 horas, debe pasar a otro tipo de terapia.

En cuanto al tratamiento con fármacos, tópicos o sistémicos (orales), recuerde comentar con su oftalmólogo los que está tomando, por si pudieran interactuar y causar algún efecto secundario; incluso algunos de los remedios de herbolario, complementos de vitaminas o cremas pueden interactuar, por lo que no deje de comentárselo.

Los antiinflamatorios son los fármacos de elección para el ojo seco. Los corticoides son una magnífica elección para tratamientos cortos, aunque debe vigilarse la posible aparición de cataratas y tensión ocular (con corticoides suaves como la hidrocortisona durante períodos cortos estas complicaciones no son probables, aunque deben vigilarse).

A ciclosporina oftálmica es el fármaco que se utiliza para el tratamiento del ojo seco crónico, ya que no tiene efectos secundarios generales.
Hasta hace unos años solo la podíamos usar en España en formulación magistral, pero ya disponemos de ella en las farmacias. Tenga en cuenta que, una vez iniciado el tratamiento con este medicamento, puede tardar un mes o mes y medio en comenzar a dar resultado. De hecho, puede que los primeros resultados, antes de que haga efecto para el ojo seco, sean sensación de quemazón y enrojecimiento. Por este motivo, el oftalmólogo tiene que advertir al paciente de que esto es posible: si a mí, como paciente, no me dicen que escuece al ponerla y llevo 15 días y, como es natural, todavía no noto mejoría, abandonaré el tratamiento.
No es una lágrima artificial, es algo distinto, un antiinflamatorio, que trata la raíz del ojo seco.

Antibióticos como las tetraciclinas, la azitromicina o la eritomicina en niños también pueden ser útiles. Los antiinflamatorios no esteroideos es mejor no usarlos, ya que disminuyen la sensibilidad y por lo tanto causan ojo seco. Existen también nuevos fármacos, como el lifitegrast, que podría estar disponible para los pacientes en Europa en un futuro próximo.

Otras opciones de tratamiento son los medicamentos para reducir la inflamación de los párpados, los que estimulan la producción de lágrimas (secretagogos orales, como la pilocarpina; en Europa todavía no tenemos secretagogos tópicos como el diquafosol y el rebamipide, existentes en Japón) y los insertos oftálmicos, dispositivos similares a un grano de arroz transparente que se colocan entre el párpado y el globo ocular y liberan lágrimas artificiales, como el Lacrisert.

Incluso existe la opción de utilizar gotas oftálmicas hechas de su propia sangre, denominadas gotas de suero autólogo o PRGF (siglas de plasma rico en factores de crecimiento). Se reservan para el caso de que tenga síntomas graves que no responden a otros tratamientos. Es lo más parecido a la lágrima natural; se le extraerá la sangre aproximadamente cada tres meses y, de la muestra, se eliminarán los glóbulos rojos para luego mezclar el plasma restante con una solución salina para el suero o romper las plaquetas para el PRGF. El producto debe guardarse refrigerado y estéril en la nevera y congelador. Estos derivados sanguíneos se ha visto que tienen un efecto antiinflamatorio y neuroprotector.

En ocasiones, los oftalmólogos cerramos de manera reversible los puntos lagrimales con tapones; de este modo, la lágrima no se va del ojo y aumenta el volumen y la lubricación. Es importante tener en cuenta que primero debemos desinflamar el ojo ya que, si no, los tapones harán que todas las sustancias inflamatorias queden sobre el ojo, lo que empeoraría el caso. La cirugía suele utilizarse cuando no han funcionado los tratamientos anteriores. Existen diferentes técnicas, centradas en la alteración de los párpados y en las glándulas secretoras de lágrimas.

Para el tratamiento de enfermedades crónicas en los que se hace un uso continuado de algunos fármacos, es posible desarrollar lo que llamamos cataratas tóxicas. Lo más frecuente son las asociadas al uso de corticoides. Recordamos desde aquí que cualquier tratamiento de corticoides debe estar siempre prescrito y pautado por un médico.

Nuevas técnicas

Existen también muchas nuevas técnicas que pueden ser útiles, como Lipiflow, MiBoFlo, la luz pulsada intensa (IPL), Blephex y el sondaje de las glándulas de Meibomio de Maskin.

Consiste en un sistema automático que precalienta la parte interna de las glándulas de Meibomio a 42,5 °C. Posteriormente, el sistema comienza a dar pulsos de presión durante 12 minutos. Se utiliza una pieza que abraza los párpados, sin causar daño en el globo ocular, y que drena el contenido de las glándulas de Meibomio mediante cámaras neumáticas. Los efectos beneficiosos duran aproximadamente 12 meses.

Es un dispositivo que utiliza una bomba de calor termoeléctrica y que permite personalizar el tratamiento por su temporizador ajustable. En este caso, el calor se aplica desde el exterior y la presión la realiza el oftalmólogo.
La IPL es un tipo especial de lámpara que actúa directamente sobre la piel de la mejilla, sien, nariz y párpado, mejorando los síntomas de blefaritis. Se ha visto que tiene un efecto antiinflamatorio y estimula los nervios de las glándulas de Meibomio. Es especialmente útil en pacientes con rosácea, pero también en otras formas de blefaritis. Lo habitual es aplicar 4 sesiones separadas cada una con 2 semanas. Al ser una patología crónica debemos aplicar 1 o 2 sesiones aisladas al año para mantenimiento.
En cuanto al Blephex, se trata de una microexfoliación que se realiza con una pequeña esponja. Elimina, en unos ochos minutos y de manera y precisa, las células descamadas y los restos de bacterias, ácaros y grasa solidificada que se acumulan en los bordes de los párpados. Estas sustancias causan inflamación y otras molestias oculares, como la blefaritis. El Blephex reduce el picor, el lagrimeo, el escozor y la sensación de cuerpo extraño que experimenta el paciente. Es la limpieza «profesional» del borde palpebral, y consigue lo que el paciente no logra con sus toallitas.
Por último, el sondaje de las glándulas de Meibomio, desarrollado por el doctor Maskin, consigue la reducción de la tensión de los párpados en, aproximadamente, un 90%. Se usa en casos extremos para párpados inflamados y «gordos».

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José Albisu

Consultas periódicas de revisión en oftalmología general

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Preguntas frecuentes

Preguntas frecuentes sobre el ojo seco

La respuesta está en los ordenadores, los dispositivos y las tabletas que utilizamos durante jornadas maratonianas. O en las pantallas de televisión en las que vemos nuestra serie favorita. O al conducir, al coser o al escribir.

En todas estas situaciones, cuando nos concentramos ante la pantalla o ante la carretera, como ya hemos dicho, dejamos de parpadear. Y, al no parpadear, no segregamos lágrima. Si a ello sumamos los ambientes secos debidos a los aires acondicionados o las calefacciones, la evaporación de la lágrima es aún mayor.

Como hemos comentado, cuando miramos de lejos parpadeamos unas 17 veces por minuto. Al mirar de cerca y fijar la vista, el número de parpadeos cae por debajo de cinco. Si la actividad que estamos realizando es más interesante o estresante, parpadeamos aún menos. Y, además, los pocos parpadeos que se realizan son incompletos o parciales, por lo que son menos efectivos y dejan la parte inferior del ojo expuesta.

La situación es tal que los oftalmólogos cada vez vemos más niños con ojo seco porque se pasan las horas viendo vídeos de YouTube en la tableta o jugando a videojuegos ante el televisor; o porque en el colegio animan a dejar los libros de texto y pasarse a los dispositivos electrónicos.

Curiosamente, estudios realizados en Japón han demostrado que un ordenador portátil causa menos ojo seco que un ordenador de sobremesa. El motivo es que con el ordenador portátil abrimos menos los ojos ya que miramos hacia abajo. Por tanto, hay menos superficie de evaporación de la lágrima y menos ojo seco. Y otro estudio japonés también demostró que cuanto más estresante –o interesante– es el trabajo que
estamos realizando, menos parpadeamos.

Existen numerosos estudios que cuantifican el impacto que tiene el ojo seco en la calidad de vida de las personas, como el que realizó el doctor Schiffman en 56 pacientes en el año 2003. Aunque es difícil de cuantificar, existen diferentes métodos, cuestionarios y técnicas que permiten hacerse una idea de cómo afecta el ojo seco a los pacientes en su día a día. Lamentablemente, como indicó el doctor Ridder en 2011, ninguna prueba sencilla puede usarse para evaluar la pérdida de visión que causa el ojo seco.

Uno de los estudios más relevantes realizado en este campo se hizo en Pekín y fue publicado en 2013. Este trabajo demostró la relación del ojo seco y la depresión: en 2006 se escogió de manera aleatoria a casi 2000 pacientes que participaban en una investigación denominada Beijing Eye Study (Estudio Oftalmológico de Pekín). Se les
hicieron diferentes pruebas y respondieron a un cuestionario. Cinco años después, en 2011, se evaluó la depresión en 1456 de estos pacientes. Los resultados demostraron que, sobre todo en la población anciana, la depresión se asociaba con ojo seco y, especialmente, con sus síntomas.

Otro estudio chino, realizado en 2012 en 229 personas, confirmó que el dolor, las molestias y el impacto en la salud mental son las principales repercusiones del ojo seco.

Por su parte, el trabajo del profesor Vehof, publicado en 2015, detalló las características clínicas del ojo seco en pacientes con depresión.
Otro estudio interesante es el que lideró en 2015 Masahiko Ayaki, en Japón, con 1000 voluntarios y 730 pacientes, y que demostró que los pacientes con ojo seco tienen más problemas de sueño y de ánimo. Un año después, el profesor Yeom confirmó estos resultados en población rural coreana.

Faltan estudios, pero la evidencia sugiere que sí. Además, con determinadas actitudes y tratamientos podemos frenar la progresión. Resulta eficaz, entre otras actuaciones, adoptar una dieta sana, usar juiciosamente las pantallas descansando periódicamente, emplear gafas cerradas que impidan que se evapore la lágrima, evitar o restringir determinadas medicaciones y tener cuidado con los cosméticos que se administran en el ojo y alrededor de la órbita, como eyeliners o máscaras de pestañas. En cuanto a los descansos periódicos de las pantallas, recomiendo la regla de 20-20-20, es decir, cada 20 minutos de trabajo con el ordenador, descansar 20 segundos mirando a 20 pies, es decir, 6 metros; en otras palabras, mirar a lo lejos, para así aumentar la frecuencia de parpadeo y refrescar el ojo, y de este modo mejora la productividad laboral.

Uno de los aspectos que más llama la atención es que hay más mujeres que hombres con ojo seco. La explicación se debe a los andrógenos (las hormonas masculinas), que protegen a los hombres, mientras que los estrógenos (las hormonas femeninas) favorecen la inflamación. Por este motivo, también la mujer tiene más artritis reumatoide, lupus y síndrome de Sjögren, que son enfermedades que se relacionan con ojo seco.
Se ha demostrado que el empleo de cosméticos a diario, sobre todo aplicando productos detrás de la línea de las pestañas (waterlining), favorece la enfermedad del ojo seco evaporativo, ya que los productos waterproof, que contienen alquitrán de brea y ceras, bloquean los orificios de las glándulas de Meibomio por lo que se reduce la capa grasa de la lágrima.

Clásicamente, la enfermedad solía presentarse a partir de los 60 años, pero ya la estamos viendo a todas las edades. Y, como es crónica, el número total de pacientes va aumentando exponencialmente. También hay cada vez más casos por el aumento en la esperanza de vida, ya que la disfunción de las glándulas de Meibomio forma parte de nuestro proceso de envejecimiento.

Hay numerosos alimentos y sustancias que promueven el ojo seco, por lo que se recomienda consumirlos con moderación o retirarlos de nuestra dieta.

Por ejemplo, hay que limitar el ácido araquidónico, que está en la yema de huevo, la carne roja, el germen de trigo o los cacahuetes.

También es fundamental mantener a raya el colesterol. Existen muchos alimentos que lo elevan: la yema de huevo, el marisco o derivados de la leche como la mantequilla, el queso, los helados o los yogures. Una alternativa al uso de lácteos es la leche de almendras.

Otra sustancia que se ha de evitar, aunque no la ingerimos conscientemente o bien pasa a nuestro organismo por otras vías, son los ftalatos, ya que interfieren con la producción hormonal. Están presentes en las botellas de plástico, los perfumes, en el esmalte de uñas y en los juguetes de los niños. Al estar presentes en los plásticos, es mejor no calentar recipientes hechos de este material en el microondas.

Por último, es recomendable no ingerir bisfenol A, que se encuentra en el recubrimiento interior de las latas de comida y bebida: es mejor utilizar botellas de cristal que latas o botellas de plástico.

En cuanto a la hidratación, la forma más sencilla es beber la cantidad de agua recomendada, que ronda los dos litros de agua al día (aunque depende de la edad y la constitución física). En la mayoría de los hogares españoles la calidad del agua de grifo es excelente. Si, como sucede en algunas localidades, el agua tiene mal sabor, mucha cal o no es transparente, la opción es el agua mineral. Es mejor evitar refrescos y zumos envasados, por la cantidad de azúcares que contienen. Por último, los complementos con vitaminas y minerales han demostrado que son útiles en ojo seco. La falta de vitamina A se ha descrito como causante de ojo seco en países en vías de desarrollo, pero cualquier dieta saludable que consumimos en España, que incluya zanahorias o espinacas, tiene la cantidad suficiente para que no tengamos que preocuparnos. Ante la duda, use ocasionalmente complementos alimenticios con vitaminas y minerales.

De hecho, las lentes de contacto son una de las principales causas de ojo seco, al disminuir la sensibilidad corneal y favorecer la evaporación de la lágrima. Si usted las ha utilizado, recordará las dificultades que le causaron el primer día, y que probablemente lloró. Con el paso del tiempo, estas molestias al colocarlas seguro que desaparecieron. La explicación es que disminuyen tanto la densidad nerviosa corneal como la sensibilidad de la superficie ocular.

Pero, gracias a que tenemos sensibilidad en los ojos, segregamos las lágrimas. Así, si le entra cualquier partícula o una pestaña en el ojo, comenzará a parpadear y llorar hasta expulsarla, debido a la sensibilidad ocular y sus nervios.

Lo mismo sucede con la secreción lagrimal: cuando se va evaporando la lágrima, seestimulan los numerosos nervios del ojo. La córnea es el tejido humano con más terminaciones nerviosas, entre 20 y 40 veces más que la pulpa dentaria y 300 veces más que la piel. El proceso continúa cuando los nervios envían información al cerebro para que generemos más lágrima. Pues bien, al usar lentes de contacto y tener menos sensibilidad, se segrega menos lágrima.

Además, si la lentilla que usamos es blanda, esta absorberá agua porque se tiene que hidratar para mantener su forma. Y lo hace a costa de la lágrima, no quedando lágrima residual que separe la lentilla del ojo por lo que, al parpadear, la lente de contacto traumatiza la superficie del ojo.

Mejor lentillas de uso diario

Por tanto, debemos estar alerta con el tipo de lente de contacto: cuanto más contenido en agua, peor para el ojo. Y si usted las usa y comienza a sentir el ojo seco, lo ideal es que alterne gafas y lentes de contacto y, si son blandas, que sean de un material llamado hidrogel-silicona. Este material necesita menos lágrima que el clásico hidrogel. En resumen, cuanta menos agua contenga la lentilla, mejor para el ojo.

Otro aspecto muy importante es que la lentilla sea de uso diario. ¿Por qué? Porque los líquidos de limpieza de la lentilla son tóxicos contra los gérmenes para garantizar la higiene, pero siempre puede quedar algo adherido a la lente y resultan también perjudiciales para las células humanas. Por este motivo, es mejor estrenar lentillas a diario.

Y mucha precaución con las lentillas tintadas que se han puesto de moda en celebraciones como Halloween. Si desea usarlas, es fundamental que consulte primero con su oftalmólogo si usted es un buen candidato para emplearlas.

Las reacciones alérgicas pueden afectar y producir ojo seco y, de hecho, ambas, alergia y ojo seco, se superponen con frecuencia, lo que dificulta el diagnóstico de estas. Por este motivo es habitual que el oftalmólogo remita al paciente al alergólogo.

Existen dos grandes grupos de alergia: las que afectan a la conjuntiva y las que afectan a la piel de los párpados. Las primeras están causadas por pólenes, pelos de animales y ácaros; y las últimas, denominadas dermatitis de contacto, se deben a hipersensibilidad a colirios o a cosméticos que el paciente se aplica.

Existe una reacción de hipersensibilidad que, sin ser específicamente una alergia, es una enfermedad inmunológica grave y se conoce como síndrome de Stevens-Johnson. Esta puede ser devastadora y afectar de por vida a la producción de lágrima. Su nombre proviene de los pediatras estadounidenses Albert Mason Stevens y Frank Chambliss Johnson, que la bautizaron así en 1922.

Es alérgico a algún tipo de sustancia como ácaros del polvo, pelos de animales (como perros o gatos), moho o polen. El alergólogo diagnostica el tipo de alergia preguntando, en primer lugar, al paciente sobre sus antecedentes familiares, el ambiente en el que vive y trabaja, meses en los que se desencadena y los factores desencadenantes de los síntomas.
A continuación, aplica en el brazo las sustancias que pueden causar alergia y observa si aparece reacción. También se puede determinar mediante análisis de sangre o mediante las denominadas pruebas de provocación, que son especialmente útiles en la alergia a medicamentos, aditivos y alimentos.

Debe tenerse en cuenta que el tratamiento de la conjuntivitis alérgica puede empeorar el ojo seco, por lo que es imprescindible tenerlo presente al pautar el tratamiento. Recuerde que los antihistamínicos orales disminuyen la producción lagrimal.

Una buena opción para minimizar los síntomas de la alergia puede ser colocar un purificador de aire junto a su lugar de trabajo, en el dormitorio o en el lugar de la casa donde pase más tiempo. Y no olvidar ponerse gafas, preferiblemente cerradas, cuando salga al exterior.

Consejos para alérgicos

  • Si el alérgeno es estacional se recomienda permanecer dentro del hogar el mayor tiempo posible.
  • Mantener cerradas puertas y ventanas durante los momentos de polinización (amanecer y atardecer).
  • Cambiarse la ropa y ducharse, incluyendo lavarse el pelo, al llegar a casa.
  • Refrescar el ambiente con aire acondicionado y limpiar los filtros.
  • Cuando el alérgeno está dentro de casa (ácaros) se han de cambiar con frecuencia almohadas y colchones.
  • Limpiar regularmente los tejidos domésticos como muebles, tapetes, cojines, etcétera.
  • Aspirar el polvo con frecuencia.
  • Eliminar moho, humedad y fuentes de hongos.
  • Sacar a las mascotas de casa si son la fuente del alérgeno.
  • Evitar frotarse los ojos para que el trauma físico que imprime la fuerza de las manos no empeore la situación.

Como hemos comentado, actividades tan cotidianas como conducir, ver la televisión, leer, trabajar frente al ordenador, viajar en avión, coser o escribir pueden propiciar la aparición de ojo seco.

Agentes externos como olores muy picantes, el humo o perfumes muy potentes pueden afectar a la superficie ocular y comenzar el proceso que acaba en el ojo seco. Se ha comprobado que las personas que trabajan en perfumerías tienen más ojo seco, ya que los químicos volátiles destruyen la capa lipídica de la lágrima aumentando la evaporación.

La principal causa del ojo seco es no parpadear. Esto se debe a que no reponemos la película lagrimal y la existente se evapora. Recientemente, se ha observado que, al cerrar el ojo durante el parpadeo, si este es completo exprimimos las glándulas de Meibomio, las secretoras de grasa. Y así, con más lípidos, reducimos la evaporación. Si no parpadeamos, la grasa se estanca en las glándulas y estas se inflaman; y con el tiempo se pueden atrofiar, lo que resulta irreversible.

Por tanto, si por motivos laborales o de ocio realizamos actividades que nos hacen no parpadear, estaremos propiciando su aparición.

Parpadeamos miles de veces al día, y lo hacemos sin darnos cuenta. De la misma manera, no somos conscientes si no parpadeamos. Y trabajar varias horas al día frente al ordenador, o desconectar viendo redes sociales o una película en la televisión o jugando a un videojuego, es la manera más habitual de no parpadear y de acabar el día con los ojos irritados.

Como ya hemos comentado, un aspecto clave es si cierra el ojo de manera completa. Pregunte a su oftalmólogo cómo es su parpadeo: si lo hace de manera incompleta es recomendable que haga ejercicios de parpadeo.Si pasa muchas horas frente al ordenador o frente a un monitor es fundamental que mire la pantalla desde arriba: si la pantalla
está a la altura de nuestros ojos los abriremos del todo, dejando más superficie ocular expuesta. Por tanto, es mejor sentarse ante el ordenador o ante la televisión en una silla ligeramente alta; o bien situar la pantalla un poco más baja. Colocar un humidificador, al lado de donde nos encontremos, puede ayudar a minimizar los síntomas.

Si vive en un lugar con clima seco existen muchas más posibilidades de que sus ojos se resequen. Por este motivo, en el exterior es obligatorio el uso de gafas. Y cuanto más cerradas sean, mejor.

Como ya se ha indicado, los espacios cerrados como coches, aviones o trenes resecan en exceso la superficie ocular. Por este motivo, el uso de gafas cerradas también es muy recomendable, así como desviar el chorro de aire acondicionado si este nos da directamente en los ojos. Y no olvide usar las gafas si practica deportes de exterior o realiza cualquier tipo de ejercicio físico, pues en este caso, además de limitar la evaporación le protegerán de traumatismos.

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Autor:

Director científico
Jefe de sección de Superficie ocular y Ojo seco

Número de colegiado/a: 2828/38028

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