Prevención y tratamiento del glaucoma

Detéctalo antes de que sea tarde

Glaucoma

Glaucoma ¿qué es?

El glaucoma es una enfermedad ocular progresiva que daña el nervio óptico y puede causar trastornos de la visión e incluso la ceguera. El glaucoma en la mayoría de los casos es asintomático, es decir, se manifiesta sin síntomas aparentes. Sin un examen completo, el glaucoma puede no diagnosticarse y empeorar con el tiempo.

El nervio óptico es clave para la visión ya que es el responsable de convertir las imágenes captadas por la retina  en impulsos nerviosos que se transmiten al cerebro para que éste las interprete, generando la visión. Cuando el nervio óptico está dañado, se produce una pérdida de funcionalidad y el campo visual del paciente va reduciéndose. El primer signo del glaucoma es a menudo una pérdida de la visión periférica o lateral. El glaucoma no tratado puede llevar a una visión de túnel y con el tiempo puede provocar la ceguera total.

Factores de riesgo

Uno de los principales factores de riesgo asociados al glaucoma es el aumento de la presión intraocular (PIO), que se produce cuando el fluido ocular utilizado para transportar nutrientes importantes para el cristalino, se acumula y no puede drenarse de forma natural. Este aumento de la PIO con el tiempo puede dañar el nervio óptico y afectar a la visión. En líneas generales, una PIO con un valor por encima de 21 mm Hg se considera alto y debe ser estudiado en profundidad para determinar si constituye un riesgo para la visión del paciente.

¿Quién corre más riesgo de desarrollar un glaucoma?

En la actualidad el principal factor de riesgo para el desarrollo y progresión del glaucoma es la tensión ocular elevada. Entre otros factores destacarían también personas:

¿Qué tipos de Glaucoma existen?

Tipo de clasificación
Tipo
Según amplitud
Ángulo iridocorneal
Ángulo cerrado
Ángulo abierto
Según su origen
Primario
Secundario
Según su momento de aparición
Congénito
Juvenil
Adulto

Existen diferentes tipos de claucoma

Existen diferentes tipos de glaucoma, pudiéndose clasificar en función de su origen, la amplitud del ángulo iridocorneal o según su momento de aparición. En la siguiente tabla podemos ver una pequeña clasificación de los tipos:

Una primera clasificación del glaucoma puede ser en función de la amplitud del ángulo iridocorneal. El ángulo iridocorneal está formado por la raíz del iris y la córnea, y según su amplitud podemos distinguir entre glaucoma de ángulo abierto y glaucoma de ángulo cerrado.

  • El glaucoma de ángulo abierto es el más frecuente, representa alrededor del 70 al 90% de los casos. Suele aparecer a partir de los 40años, es de evolución lenta y no presenta síntomas hasta fases avanzadas en los que se produce una pérdida de visión. Al ser asintomático en fases tempranas, a menudo queda sin diagnosticar, por lo que no se trata y puede empeorar con el tiempo. De ahí la importancia de exámenes oculares completos con un oftalmólogo al menos una vez al año.
  • El glaucoma de ángulo cerrado es menos común pero más grave. Se puede presentar de forma aguda o crónica. La forma aguda se caracteriza por un aumento rápido de la presión intraocular y perdida severa de la visión. Suele cursar con gran dolor ocular, enrojecimiento del ojo y visión borrosa, por lo que la mayoría de los pacientes acuden a un servicio de urgencias, donde se les realiza el diagnóstico. Es una enfermedad grave, con un elevado riesgo de pérdida de visión. Por eso, el diagnóstico precoz y la realización de un tratamiento láser preventivo (iridotomías/iridoplastia) pueden evitarlo.

Diferenciamos entre el glaucoma primario y el glaucoma secundario.

  • El glaucoma primario  está causado por un defecto en la zona de drenaje del humor acuoso en el ojo, que está defectuoso y bloquea la salida del mismo desencadenando un aumento de la presión intraocular (PIO). Se clasifica como primario, cuando no se identifica una causa anatómica que ocasione la obstrucción del drenaje y la elevación de la PIO.
  • Se considera que el glaucoma es secundario, cuando se identifica una anomalía que pueda explicar la causa de la obstrucción, es decir su patogenia.
  • Glaucoma pigmentario: Se produce por la a acumulación de gránulos de melanina que obstruyen la malla trabecular provocando una resistencia en la salida de humor acuosos y por consiguiente un aumento de la presión intraocular. Los gránulos de melanina se liberan del epitelio pigmentario del iris como resultado del roce entre la zónula y la superficie posterior del iris. Es más frecuente en varones de raza caucásica y se diagnostica entre los 30-50 años de edad. Los pacientes pueden experimentar visión borrosa y halos transitorios durante los episodios de aumento de PIO, sobre todo después de practicar ejercicio o dilatar la pupila.
  • Glaucoma pseudoexfoliativo: Se desarrolla a partir del síndrome exfoliativo, en el que una proteína fibrino-granular anormal (material exfoliativo) es producida en el ojo y en diferentes partes del organismo. En el ojo, el material de exfoliación se acumula de forma característica en la capsula anterior del cristalino, en el reborde pupilar, la malla trabecular y la zónula. Este material obstruye la zona de salida del humor acuoso y eleva la PIO que conducirá al desarrollo de glaucoma. Clínicamente puede aparecer en un solo ojo, pero gradualmente puede desarrollarse en el ojo adelfo. El glaucoma pseudoexfoliativo es el tipo más frecuente de glaucoma secundario de ángulo abierto, su prevalencia varía considerablemente entre diferente poblaciones.
  • Glaucoma traumático: Se desarrolla como consecuencia de un traumatismo ocular y el momento de aparición puede variable, desde horas hasta años de evolución. Se produce como consecuencia del daño provocado en las estructuras oculares que facilitan la salida del humor acuoso. Inicialmente se controla con medicación y si cuando no es suficiente precisa cirugía filtrante.
  • Glaucoma neovascular: Se produce como consecuencia de la aparición de neovasos (vasos sanguíneos patológicos) en la vía de drenaje del humor acuosos, provocando como consecuencia un aumento de la PIO. Estos neovasos pueden aparecer secundariamente a una retinopatía diabética mal controlada y obstrucciones de vena, entre otras patologías.

Se puede hacer una clasificación en función del momento de la aparición, distinguiendo entre glaucoma congénito primario, el glaucoma juvenil y el glaucoma adulto.

  • El glaucoma congénito primario: puede aparecer desde el nacimiento o en los primeros años de vida. Se debe a un desarrollo incompleto de la malla trabecular antes y/o después del nacimiento. Puede ser consecuencia de una herencia recesiva o esporádico. En la raza caucásica, aparece aproximadamente en 1 de cada 12.000-18.000 nacimientos.
  • El glaucoma infantil tardío o juvenil: aparece desde los 2 años hasta la pubertad. Puede ser primario o secundario en función de si asocia o no síndromes o anomalía congénitas oculares.

Diagnóstico

Existen diferentes tipos de claucoma

Dado que el glaucoma es un daño del nervio óptico, las técnicas diagnósticas irán encaminadas a poner de manifiesto dicho daño.

Para ello tenemos una serie de pruebas estructurales que ponen de manifiesto la lesión. Entre ellas destacarían la visualización del nervio óptico por parte del oftalmólogo y la tomografía de coherencia óptica (OCT). Igualmente realizamos una serie de pruebas funcionales, que ponen de manifiesto la afectación visual del paciente, entre las que destacaría el campo visual.

A continuación veremos con más detenimiento cada una de estas pruebas:

La biomicroscopía o exploración con lámpara de hendidura no puede ser sustituida por ninguna prueba por sofisticada que sea. Esta exploración nos permite analizar todas las estructuras oculares y con ello definir el tipo de glaucoma. Observamos la córnea, la cámara anterior, el cristalino y, mediante distintos tipos de lentes, visualizamos el nervio óptico y el ángulo camerular (gonioscopia).

La tonometría o medición de la presión intraocular (PIO) por aplanación (lo que se conoce como tonometría de Goldman) requiere el uso de gotas y es una de las exploraciones más importantes en el diagnóstico y seguimiento del glaucoma dado que la presión intraocular constituye el principal factor de riesgo.

El análisis de las sucesivas mediciones de la presión intraocular (PIO) en las diferentes visitas, unido a las pruebas funcionales y estructurales que realizamos, nos permite hacer un seguimiento del glaucoma y estudiar su posible progresión que nos llevará a la modificación del tratamiento médico o a la indicación de tratamiento quirúrgico.

La paquimetría corneal baja (cornea fina) se ha establecido como factor de riesgo independiente para desarrollar glaucoma en pacientes con hipertensión ocular. Por otro lado, el grosor corneal puede sobreestimar o infra estimar la presión intraocular (PIO) en corneas gruesas o finas respectivamente. De tal forma, que será un factor a tener en cuenta cuando obtengamos un valor de presión intraocular.

La retinografía o imagen de la retina, nos permite obtener una serie de fotografías del nervio óptico a lo largo del tiempo. El nervio óptico está constituido por fibras nerviosas que se van perdiendo a medida que progresa el glaucoma, de hecho, el glaucoma se define como una neuropatía óptica progresiva que genera como consecuencia una pérdida irreversible del campo visual.

Para cuantificar esta pérdida existen diversas herramientas diagnosticas entre las que cabe destacar la tomografía de coherencia óptica (OCT) y la visualización del nervio óptico.

Mediante el registro fotográfico de la papila podemos analizar de forma directa los cambios que han sucedido a lo largo de los años en la excavación papilar como consecuencia de la evolución del glaucoma y así tomar medidas para evitar la progresión. En numerosas ocasiones la comparación directa de dos fotografías de papila tomadas en momentos distintos se convierte en la forma más precisa de detectar cambios incipientes en el nervio óptico como consecuencia del daño del nervio óptico por la progresión del glaucoma.

La Tomografía de Coherencia Óptica (OCT) nos permite realizar un análisis de la capa de fibras nerviosas.

La OCT es una prueba no invasiva de fácil y rápida ejecución que utiliza la luz para analizar de forma microscópica las estructuras oculares. La realización seriada de esta prueba a lo largo de las diferentes revisiones realizadas al paciente, pone de manifiesto una posible pérdida evolutiva de la capa de fibras del nervio óptico como consecuencia de la progresión de la enfermedad.

El campo visual o campimetría es la prueba por excelencia para el diagnóstico y progresión del glaucoma.

Es resultado de este prueba nos informa sobre el daño funcional, es decir, nos indica qué partes del campo de visión de un paciente se han perdido como consecuencia del glaucoma. Por ello, es fundamental la realización seriada de esta prueba que nos permite establecer una posible progresión para modificar adecuadamente el tratamiento.

La presión intraocular elevada es el principal factor de riesgo para el desarrollo y progresión del daño glaucomatoso, sin embargo, puede existir daño SIN presión intraocular elevada, y pacientes sanos con presiones intraoculares por encima del valor medio establecido como normal (hipertensos oculares).

Tratamiento

¿Cómo se trata el Glaucoma?

El objetivo principal del tratamiento es preservar la función visual del paciente a lo largo de la vida. Actualmente, la presión intraocular (PIO) es el único factor de riesgo sobre el que es posible actuar y cuyo descenso ha demostrado prevenir la progresión del daño glaucomatoso. Dicho descenso se puede conseguir mediante tratamiento farmacológico o tratamiento quirúrgico.

La primera elección es el tratamiento farmacológico del glaucoma mediante la medicación tópica, es decir con gotas oculares. En aquellos pacientes en los que este tipo de tratamiento no es suficiente, se indicará una cirugía de glaucoma. Ambos tratamientos del glaucoma (farmacológico y quirúrgico) están encaminados a disminuir la presión intraocular (PIO) debido a que es el único factor de riesgo sobre el que es posible actuar y cuyo descenso ha demostrado prevenir la progresión del daño glaucomatoso del nervio óptico.

Los colirios utilizados para tratar el glaucoma disminuyen la presión intraocular (PIO) por dos mecanismos: favoreciendo el drenaje del humor acuoso o disminuyendo la producción del mismo.

Los fármacos necesarios para tratar el glaucoma se clasifican según su principio activo. Existen cuatro tipos fundamentales: los análogos de las prostaglandinas, betabloqueantes, alfa-agonistas y los inhibidores de la anhidrasa carbónica. Además existen combinaciones de varios principios activos en el mismo colirio o en diferentes, ya que muchos pacientes precisan más de un tipo de medicación para el correcto control de su glaucoma.

  • Análogos de la prostaglandinas
  • Betabloqueantes
  • Alfa-agonistas
  • Inhibidores de anhidrasa carbónica
  • Combinados

No resulta sencillo ser constante en el tratamiento de una enfermedad generalmente sin síntomas, como es el glaucoma, pero el cumplimiento por parte del paciente es tan importante o más que el papel del oftalmólogo en la evolución de esta patología. Si se tiene alguna dificultad para instilar el colirio o dudas sobre los efectos secundarios de los fármacos, hay que consultarlo siempre con su médico.

En aquellos pacientes en los que el tratamiento farmacológico no sea suficiente para controlar adecuadamente la PIO o la progresión del glaucoma y en los casos que los los efectos adversos de los fármacos no sean tolerables, está indicado el tratamiento quirúrgico del glaucoma.

La cirugía de glaucoma busca conseguir un descenso suficiente y duradero de la presión intraocular (PIO) con el menor riesgo posible de complicaciones quirúrgicas.

El momento de la indicación quirúrgica depende de numerosos factores que médico y paciente tendrán que valorar de forma conjunta (edad del paciente, estadio evolutivo, tipo de glaucoma etc…) pero cuando la presión intraocular no se controla con gotas y la enfermedad progresa, ésta indicación se hace obligada. La cirugía del glaucoma presenta ventajas sobre el control de la PIO (presión intraocular) ya que en la mayoría de los casos consigue niveles más bajos y más estables de presión intraocular a lo largo del día. Aún así,  al no estar exenta de complicaciones, hay que evaluar el perfil riesgo-beneficio de forma individualizada.

Existen varias técnicas quirúrgicas que se indicarán en cada paciente en función de varios factores:

  • Tipo de glaucoma
  • Grado de progresión
  • Edad del paciente
  • Existencia de cirugías previas o no

Técnicas Quirúrgicas

En términos generales, la cirugía de glaucoma consiste en crear una fístula o vía de drenaje que permita la salida del humor acuoso del interior del globo ocular y así se reduzca la presión intraocular (PIO).

Las principales técnicas quirúrgicas son:

Con esta técnica quirúrgica se busca conseguir una vía de drenaje del humor acuoso a través de una membrana de pocas micras (membrana trabeculo-descemética) que actúa generando una resistencia parcial al flujo de salida, pero que permite la reducción de la presión intraocular por filtración.

La principal ventaja de la técnica EPNP respecto a la trabeculectomía es que se evita la apertura directa de la cámara anterior y la descompresión del globo disminuyendo los riesgos derivados de una salida excesiva del humor acuoso.

Para conseguir el funcionamiento de la fístula a largo plazo evitando su cierre y por tanto que fracase la cirugía, se utilizan sustancias que disminuyen la cicatrización (antimitóticos). Por otro lado, la colocación de unos implantes intraesclerales, reabsorbibles o no, mantienen la vía abierta durante más tiempo facilitando la salida del humor acuoso.

Este tipo de cirugía, que cuenta con un perfil de seguridad muy bueno, no estaría indicada en pacientes con alteraciones anatómicas del ángulo camerular ya que la filtración correcta a través de la membrana depende de la normalidad anatómica a ese nivel. De tal forma que la EPNP estaría contraindicada en ángulos cerrados, sinequiados y síndromes iridocorneales (en todos estos casos estaría indicado el implante exprés o la trabeculectomía, que se explican posteriormente).

El implante Exprés para el tratamiento quirúrgico del glaucoma es un dispositivo no valvulado de acero inoxidable con una pestaña distal que previene que penetre en exceso y un espolón proximal que previene su extrusión. Su tamaño es de 2-3 mm de largo y 0,4 mm de diámetro. Este dispositivo presenta una alta biocompatibilidad que evita la fibrosis cicatricial, causa más frecuente del fracaso de las técnicas filtrantes.

Al igual que en la técnica quirúrgica de la trabeculectomía, la colocación de dicho implante genera una comunicación directa entre la cámara anterior y el espacio subconjuntival a través de un tapete escleral. Como en el resto de las cirugías filtrantes el uso de anti metabolitos estaría indicado para prolongar la vida del procedimiento quirúrgico.

En la cirugía de glaucoma con válvula Ahmed utilizamos un dispositivo artificial para drenar el humor acuoso hacia el espacio subconjuntival a través de un tubo de silicona que se encuentra unido a un plato.

En general los dispositivos valvulares se utilizan en glaucomas donde han fracasado otros tipos de cirugías filtrantes o bien en algunos tipos de glaucoma donde se ha visto que ofrece mejores resultados que otras técnicas quirúrgicas como en el glaucoma neovascular o inflamatorio.

El dispositivo de drenaje de Ahmed, al ser valvulado, presenta un menor riesgo de hipotonía profunda y aplanamiento de la cámara anterior en el postoperatorio inmediato comparado con la trabeculectomía o con dispositivos de drenaje no valvulados (como el de Molteno).

Es un implante de pequeñas dimensiones (0,5×0,25x1mm) fabricado en titanio que se coloca, atravesando la malla trabecular, en el canal de Schlemm. Este implante comunica la cámara anterior del ojo con el canal de Schlemm venciendo la resistencia al drenaje del humor acuoso en ese punto y facilitando su salida.

El micro-bypass trabecular puede ser implantado coincidiendo con la cirugía de catarata o bien realizarse de forma aislada. Es un procedimiento que se realiza bajo anestesia tópica y que permite una rápida incorporación a la vida normal.

Existen numerosos factores que valorar antes de indicar un tratamiento u otro. La edad del paciente, su estado general, el daño glaucomatoso existente, la capacidad de cumplimiento de tratamiento, las alteraciones anatómicas del ángulo iridocorneal y las posibles contraindicaciones a fármacos, entre otros, son factores que condicionarán el tipo de tratamiento que debe recibir cada paciente. Una vez valorados todos estos aspectos, podemos establecer un tratamiento.

De forma genérica podemos decir que tanto los pacientes fáquicos como pseudofáquicos con glaucoma de ángulo abierto no controlados con medicación tópica podrían ser susceptibles de tratamiento con un micro by-pass trabecular. Sin embargo, esta afirmación no está exenta de excepciones.
En pacientes con daño glaucomatoso moderado o severo habría que considerar si el implante consigue un descenso de presión intraocular suficiente para controlar y evitar la progresión en estos casos.

Por otro lado, hay factores que contraindican la implantación del micro by-pass trabecular como serían las alteraciones anatómicas en la malla trabecular y el canal de Schlemm (glaucoma neovascular, pacientes tratados con trabeculoplastia láser argón etc.).

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La operación de glaucoma con la técnica quirúrgica de la trabeculectomía consiste en la creación de una vía directa de comunicación entre la cámara anterior y el espacio subconjuntival mediante la resección de un fragmento corneo-escleral.

La principal diferencia de la trabeculectomía con la técnica quirúrgica de la Esclerectomía Profunda No Perfonrante (EPNP) es que en este tipo de operación el descenso de la presión intraocular se produce por la salida directa del humor acuoso en vez de por una filtración a través de la membrana trabeculo- descemetica (EPNP).

Actualmente es la técnica más extendida en todo el mundo con una efectividad demostrada pero con una tasa de complicaciones mayor que la EPNP. Al igual que en la Esclerectomía Profunda No Perforante la utilización de antimetabolitos (sustancias que inhiben la cicatrización) mejora la supervivencia de la cirugía a largo plazo. En este caso no es preciso colocar un implante intraescleral ya que la salida del humor acuoso es directa.

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Preguntas frecuentes

Preguntas frecuentes sobre glaucoma

Los pacientes con glaucoma pueden no experimentar cambios en su agudeza visual hasta fases avanzadas de la enfermedad. Por este motivo son fundamentales las revisiones oftalmológicas, sobre todo en pacientes con antecedentes familiares de glaucoma.
Cuando el glaucoma avanza, el paciente percibe disminución de la sensibilidad al contraste, disminución de la adaptación a la oscuridad, visión de niebla permanente, pérdida de visión en de zonas de su campo visual ( escotomas).

El glaucoma es la primera causa de ceguera irreversible en el mundo. Si bien es cierto, los glaucomas que se detectan en fases tempranas y se tratan de forma adecuada no suelen provocar grandes alteraciones de la visión. Los glaucomas que se detectan en fases avanzadas y aquellos no tratados adecuadamente pueden llevar a la ceguera.

Existen genes relacionados con la aparición del glaucoma. Los pacientes con antecedentes familiares de glaucoma tiene más probabilidades de desarrollar la enfermedad.

Como hemos comentado anteriormente existen numerosas pruebas que nos ayudan a establecer el diagnóstico de glaucoma. Entre ellas estarían las pruebas estructurales y las pruebas funcionales.
Las estructurales nos dan información acerca de cúal es la lesión del nervio óptico. Las funcionales nos indican qué pérdida de la función visual ha provocado el daño del nervio óptico.

El diagnóstico precoz es la mejor forma de prevenir el desarrollo de glaucoma avanzado. Por ello son fundamentales las revisiones oftalmológicas.
El cumplimiento del tratamiento nos ayuda a controlar la progresión de la enfermedad y a disminuir las posibilidades de presentar pérdidas importantes en el campo visual.

Para evitar la progresión del glaucoma necesitamos controlar la presión intraocular (PIO). El descenso de la PIO se puede conseguir con tratamiento médico (fármacos en gotas) o cirugía. Cada caso se valorará de forma individual por su oftalmólogo.

El glaucoma es una enfermedad progresiva del nervio óptico que la gente generalmente asocia a la tensión ocular, también denominada presión intraocular (PIO).

Sin embargo, esto no es siempre así porque lo que define al glaucoma es el daño en el nervio óptico y no la tensión ocular elevada. Hay pacientes que tienen tensión ocular más alta de lo normal y que tienen daño en el nervio, por tanto, tienen glaucoma. Otros tienen tensión baja y daño en el nervio óptico, y también tienen glaucoma. Un tercer grupo puede tener tensión ocular alta y el nervio óptico en buen estado, a estos paciente se les denomina hipertensos oculares.

El glaucoma suele ir  asociado  a un aumento de la presión intraocular (tensión ocular), aunque no en todos los casos. Hay casos de glaucoma con tensiones normales. Para descartar que existe glaucoma, es importante hacer un estudio por parte del oftalmólogo, en el cuál aparte de ver la tensión, se mide el grosor de la córnea, se hace un campo visual y se analiza el nervio óptico. Es importante hacer una historia clínica tanto de enfermedades que el paciente padezca como antecedentes familiares de glaucoma. Aumento de tensión no SIEMPRE es igual a glaucoma.

  • La miopía
  • La raza negra
  • Los antecedentes familiares
  • La tensión ocular alta
  • El grosor corneal disminuido
  • La edad avanzada

Son los principales factores de riesgo para desarrollar glaucoma

El glaucoma agudo se conoce también con el nombre de glaucoma de ángulo cerrado. Este tipo de glaucoma se produce por el cierre parcial o total del ángulo de drenaje, por lo que el líquido del interior del ojo, denominado humor acuoso, no puede salir del ojo. Esto hace que la presión intraocular aumente y termine dañando al nervio óptico.

Existen varias causas por las cuales el glaucoma agudo tiene más probabilidades de aparecer. Por ejemplo, ser algo hereditario y tener algún familiar que haya sufrido de glaucoma agudo. El estrés y la tensión nerviosa también provocan su aparición al igual que algunos medicamentos. Y, por último, las personas con los ojos pequeños también tienen  más tendencia a sufrir glaucoma agudo.

Podemos encontrar varios tipos de glaucoma, pero los dos principales son el glaucoma de ángulo abierto y el de ángulo cerrado. Ambos tienen la característica de producirse por un aumento de la presión intraocular.

De estos dos tipos, el glaucoma de ángulo abierto es el que se da con más frecuencia, ya que representa el 90% de los casos de glaucoma. Como se ha comentado, se genera por un aumento de la presión ocular generada por una obstrucción en los canales de drenaje. Su principal característica, y la que le da nombre, es que presenta un ángulo abierto entre la córnea y el iris. Se va desarrollando lentamente y dura toda la vida.

Por otro lado, el glaucoma de ángulo cerrado es menos común y, aunque se genera por un aumento de la presión ocular, se observa por un ángulo cerrado y estrecho. En este caso el desarrollo es más rápido y requiere atención médica inmediata ya que puede provocar daños importantes en el ojo.

Las personas que sufren glaucoma agudo tienen dos síntomas principales que son la visión borrosa y el hecho de percibir halos alrededor de la luz. También se puede dar dolor ocular de nivel intenso e incluso dolor facial, cefaleas, náuseas, enrojecimiento del ojo o un repentino endurecimiento de la córnea.  

Si se presentan estos síntomas y tras haber sido analizado por un especialista, se pasa a prescribir un tratamiento adecuado para resolver el problema. Normalmente, el tratamiento del glaucoma agudo son medicamentos que ayudan a reducir la presión intraocular y proteger el nervio óptico. Tras ello, se pasará a realizar una intervención quirúrgica con láser.

Gracias a esa operación, se conseguirá que el humor acuoso drene mejor ya que se genera un espacio de comunicación entre las cámaras anterior y posterior del ojo. Puede que el cirujano recomiende realizar la misma operación en el ojo sano, ya que existen probabilidades de que con el tiempo se genere un glaucoma agudo también en ese ojo.

Si al hacer el estudio completo del glaucoma, nos aporta que de momento no hay daño en el nervio óptico ni en el campo visual pero las tensiones son elevadas es conveniente instaurar tratamiento farmacológico para disminuir la tensión, para prevenir progresión del glaucoma. Hay que tener en cuenta cada caso específico dependiendo de las características del ojo y sus antecedentes y enfermedades y tratamientos de otras patologías.

Cuando un paciente con glaucoma tiene que someterse a una cirugía de catarata se debe valorar la posibilidad de tratamiento de las dos patologías en el mismo acto quirúrgico.
El tipo de cirugía de glaucoma que se debe asociar a la cirugía de catarata es muy variable y dependiente de numerosos factores: edad, tipo de glaucoma, estado de la enfermedad, patologías concomitantes etc. Su oftalmólogo le indicará el tipo de cirugía más conveniente en su caso particular. El tratamiento siempre debe ser individualizado.

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Autor:

Jefa de Sección Glaucoma

Número de colegiado/a: 2828/58003

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