Otro factor de riesgo para los ojos señalado por los expertos en estos meses es el baño en lugares públicos, ya sean playas, piscinas, ríos o pantanos. “Sus aguas pueden ser un foco de infección o irritación, bien por los gérmenes o bacterias que pueden contener los ríos, playas o pantanos, pues ya sabemos que hay mucha contaminación ambiental, o por los productos químicos, como el cloro, utilizados para depurar las de las piscinas”, explica el doctor Hurtado. El hecho de bañarse en estos sitios sin gafas de natación o abrir los ojos debajo del agua puede provocar “enrojecimiento, escozor, sensación de arenilla y cuerpo extraño, lagrimeo, hipersensibilidad a la luz, y terminar en una infección como la conjuntivitis o, más grave, la queratitis”, añade. Un estudio suizo publicado en junio en la revista Water advierte de que la “tricloramina, un tipo de cloramina inorgánica utilizada como desinfectante de las aguas de recreo, puede causar irritación en la piel y en los ojos, así como en las vías respiratorias”.
El aire acondicionado, los ambientes secos y la contaminación también pueden ocasionar problemas en verano.
Además del sol y del cloro, otros factores de riesgo que pueden causar problemas son la arena de la playa, la contaminación del aire, el polen o el aire acondicionado. “En verano todavía puede haber plantas que continúen con la polinización por lo que es recomendable que aquellos que son alérgicos o propensos a sufrir conjuntivitis eviten pasar sus vacaciones en ambientes secos o con mucha vegetación”, afirma el doctor Hurtado. Por su parte, el aire acondicionado “puede provocar que se resequen las mucosas y desarrollar el síndrome del ojo seco por lo que es importante mantenerse alejado del foco que lo expulsa, y extremar la precaución en lugares donde se pasa más tiempo como en casa, la oficina o el coche”, aconseja.
Lo que no hacer nunca
Una práctica habitual en verano por parte de aquellas personas que usan lentes de contacto es bañarse sin quitárselas. “Es importante no bucear con ellas para evitar infecciones. Hay que tener en cuenta que las personas que usan lentillas son más propensas a sufrir este tipo de problemas ya que las bacterias pueden quedarse pegadas a la lente e introducirse en el ojo”, asegura este oftalmólogo. Para evitarlo, se aconseja el uso de gafas de buceo, que también pueden ser graduadas.
Lo que los expertos recomiendan no hacer nunca es “comprar gafas de sol en puestos ambulantes o mercadillos, frotarse los ojos si nos entra arena o polvo, abrir los ojos debajo del agua, usar colirios de baja calidad, compartir las toallas, usar maquillaje en zonas de baño o bañarse en sitios públicos si se sufre algún tipo de infección ocular”, señala la guía.