¿Podemos frenar el avance de la miopía en niños?

¿Podemos frenar el avance de la miopía en niños?
  • Primeros resultados preliminares del estudio clínico realizado por la Facultad de Farmacia en colaboración con la Clínica Rementería en el que se prueba la eficacia de una lente de contacto blanda de diseño especial para frenar el avance de la miopía en niños.

Madrid, 19 de mayo de 2016. Los profesores del Grado en Óptica, Optometría y Audiología de la Universidad CEU San Pablo Sara Bueno y Antonio Rodán, y la investigadora en prácticas del CEU Alba García, están elaborando en colaboración con la Clínica Rementería un estudio clínico en el que se quiere probar la eficacia de una lente de contacto blanda de diseño especial y uso diurno para controlar (enlentecer o frenar) el avance de la miopía en niños.

Los resultados preliminares están siendo prometedores. Después de un año el aumento de miopía en el grupo que ha utilizado la lente experimental ha sido de 0.19 Dioptrías, un 40% menos que el grupo control, que usaba una lente (en los que aumentó 0,31D). Al hacer el examen visual de estos mismos niños utilizando gotas cicloplégicas (pupila dilatada), para relajar su sistema de acomodación, los resultados han sido algo mejores, con aumento de 0.14 D, un 60% menos que en el grupo control (en los que aumentó 0,41D).

Estos resultados estadísticamente significativos, son un impulso para seguir examinando a los pacientes durante el tiempo completo de duración del estudio para los resultados finales. Como indican sus autores, si se confirman los datos preliminares estaríamos hablando de un “gran avance” para la salud ocular de los niños.

Por ejemplo, un niño al que a los 6 años se detecta un principio de miopía, de 1D, sabemos que, según el avance medio de la progresión miópica (de 0,50D por año), llegaría a los 16 años a tener alrededor de 6 dioptrías, mientras que utilizando este tipo de corrección podrían ser en torno a 3,5 dioptrías. Cuanto menor sea el grado de miopía que se alcance, además de ser menor la dependencia de la corrección, estamos previniendo el desarrollo de las patologías relacionadas con las miopías.

Una investigación rigurosa

La investigación, con una duración total de dos años en los que se programan visitas de seguimiento cada 6 meses, se ha diseñado poniendo especial cuidado en la metodología seguida para obtener resultados de manera rigurosa y de acuerdo a los más altos estándares de calidad científica. Por ello, se trata de un estudio aleatorizado, es decir, que es el azar quien decide qué tipo de lente llevará cada usuario. También se trata de un estudio doble ciego donde ni el paciente ni el adaptador conocen el tipo de lente que utiliza el usuario. De esta manera los resultados obtenidos están libres de sesgos u otros factores diferentes al propio tratamiento.

En estas visitas se controla el aumento de miopía del paciente al mismo tiempo que se controla la salud del ojo del paciente y su comodidad con las lentillas. Para medir el aumento de miopía, entre otras pruebas, se determina la refracción subjetiva, tanto con cicloplejía (pupila dilatada) como sin ella.

La miopía, el trastorno que afecta al 20-30% de los españoles

La miopía es un trastorno de elevada prevalencia en todo el mundo. En España afecta aproximadamente al 20-30% de la población, mientras que en EEUU y China alcanza el 41% o 80% respectivamente. Se trata de una alteración progresiva e irreversible, que lleva asociado un mayor riesgo de complicaciones oculares serias, constituyendo una de las principales causas de pérdida de visión en los países desarrollados.

Tradicionalmente, el tratamiento de la miopía se ha enfocado (y limitado) al restablecimiento de la calidad de la función visual mediante la corrección del defecto refractivo. Ello se consigue bien con la aplicación de métodos de corrección, en forma de gafas o lentes de contacto, o bien mediante la denominada cirugía refractiva. En todo caso, se trata de un abordaje corrector del defecto ya establecido, que no modifica el curso o evolución del defecto de refracción.

Una de las características distintivas de la miopía frente a otros defectos de refracción ocular, es su carácter dinámico, progresivo e irreversible. La forma más común de miopía comienza a desarrollarse en torno a los 6-8 años de edad y progresa en ratios de unas -0.5 D anuales durante el proceso de crecimiento, hasta los 15-16 años. Aunque varía mucho de unos individuos a otros, la progresión es más rápida en caso de aparición temprana, antecedentes en ambos padres (frente a uno sólo o ninguno), y escasez de tiempo realizando actividades al aire libre.

La estabilización o ralentización de la progresión de la miopía constituye hoy una necesidad terapéutica evidente. Los elevados costes sanitarios, las altas tasas de prevalencia de la patología, el mayor riesgo de complicaciones oculares serias en el miope (desprendimiento de retina, glaucoma y catarata) y el constituir una de las principales causas de pérdida de visión en los países desarrollados, hacen que los beneficios potenciales de una terapéutica que modifique favorablemente el curso de la enfermedad, disminuyendo su intensidad, o incluso previniendo su aparición, sean evidentes y elevados.

Autor:

Doctor especialista

Número de colegiado/a: 2828/71235

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